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«El viaje interior», de Iván Thays, 25 años después

«El viaje interior», de Iván Thays, 25 años después

Yo la amaba, desde luego, pero más aún amaba mi vicio,
aquel deseo de huir de todas partes.

Céline, Viaje al fin de la noche

En La disciplina de la vanidad, de Iván Thays (Fondo Editorial PUCP, 2000) el narrador escribe lo siguiente: “Los que jamás han leído el Retrato [del artista adolescente] de Joyce podrían aprender algo. Y los que lo han leído podrán descubrir, no sin sorpresa, que el furor místico de principios de siglo se ha transformado, poco a poco, en un nuevo furor: la disciplina de la vanidad”. (p. 36)

Al releer en su edición conmemorativa El viaje interior (Peisa, 2024), de Iván Thays, lo primero que pensé fue: quien jamás ha leído el Cuarteto de Durrell podría aprender algo, y los que ya lo leyeron podrán descubrir que el tema central del libro, una investigación del amor moderno, es hoy en día un pasado de anticuario, pero absolutamente bello, eso sí.

El viaje interior publicado inicialmente en 1999 venía antecedido de dos libros, una novela Escena de caza (1995) y un conjunto de cuentos Las fotografías de Frances Farmer (1992), que sorprendieron, no a la crítica porque es mucho decir, pero sí a los lectores —los happy few. Thays no era solo un escritor que escribía bien, un halago mediocre muy vigente en la literatura peruana, sino un narrador exageradamente sutil en el lenguaje, para encontrar la frase correcta, el párrafo preciso y la prosodia. Por esta razón Thays era considerado un escritor de atmósferas antes que de acciones.

Otro punto por mencionar es que su trama no era realista ni naturalista. Sus cuentos ni su novela abordaban temas coyunturales, urbanos, marginales, que tuvieron cierto éxito en los noventa, sino todo lo contrario, el amor, el desamor, la búsqueda de la belleza física y de la perfección intelectual o reflexiva.

En El viaje interior esos tópicos los densifica pero con varios elementos nuevos de amplitud: Busardo, una ciudad inventada en el mediterráneo, la Europa decadente convertida en turistas y souvenirs de paso, la depredación de la historia como hito cultural, los artistas ensombrecidos por pasiones, y finalmente la psicología del amor. Desde ya es una novela muy ambiciosa y por consiguiente con sus vicios y virtudes, con tonos altos y bajos, pero orgánicamente resistente.

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